El pasado lunes tuve la oportunidad y quizás el privilegio de conocer a un ser humano extraordinario.
Su historia me inspiro y me mostró de cerca la generosidad y grandeza que existe en nuestra sociedad.
Judith a sus 88 años de edad, con una apariencia joven, elegante y tranquila, estaba disfrutando de una cena colectiva con vecinos y amigos.
Por suerte para mí, me senté a la mesa con ella.
Lo más interesante en mi opinión, fue conocer que esta señora por más de 18 años, trabaja como voluntaria en hospitales, y centros sociales para ayudar en las labores de servicio a nuestra sociedad, utilizando para esta labor el transporte público cada vez.
Para mí representó la noticia que me gusta escuchar, el ejemplo que me gusta seguir, la foto que me gusta tomar y un vivo ejemplo de bondad, cuyo único objetivo es regalar alegría a lo más necesitados.
Me fascinó e inspiró su historia( no contada por ella, sino por los que la conocen) y me confirmó la calidad humana y valores sociales que por fortuna todavía existen en nuestra sociedad.
Su ejemplo muestra los valores de nuestra sociedad.
¿De qué nos quejamos?
