El canto de la medida

Si busca la precisión
en este mundo impreciso,
es en lo exacto remiso
en premisa y conclusión.

Dios nos dotó de razón
y de oscuras percepciones,
con raras emociones
envuelven el corazón.

Ni fríos, ni preciso nos hizo
y mucho menos exactos,
pues necesitamos pactos,
que sellen el compromiso.

Con ciencia va la conciencia
se obtiene poco a poco
para precisar el foco;
buscando así la esencia.

Nunca será suficiente
el ahínco que pongamos,
mucho más necesitamos
para escalar la pendiente.

Por tanto, nada es igual
en este mundo señero,
donde el tiempo es minutero
midiendo lo universal.

La mente se eleva a veces
sobre los variados temas
ejercitando problemas,
con distintos intereses.

La apariencia posa clara
en la realidad que ves,
nunca es en sí lo que es
en la esencia se depara.

Aunque nada aquí es preciso
la vida es en sí, verdad
envuelta en complejidad,
por las redes de un hechizo.

Con el todo van las partes
sortilegio de un problema,
donde viaja oculta el lema
de las ciencias y las artes.

El devenir sigue obrando
haciendo al mundo pequeño
extracto de un regio sueño
en todo lo que va girando.

El hombre parece ser
de las cosas la medida
con la actitud perdida,
cuando ejerce su poder.

Va entre los astros un canto
se pierde en las esferas,
con calderones de espera,
que pincelan el encanto.

Un Dios, es aquí necesario,
en esta diversidad
perdida en la inmensidad
del inmenso planetario.

© Jesús Reinaldo Martell Varona