Opinión fusionada al brillante, en el centro del diamante.
¡Diamante!, tallado en la opulencia cortante de un trono ficticio.
¡Trono!, elevado por la espuma de lo incierto, en el arte de su oficio.
¡Oficio!, que aparece con la máscara vacía, en la vitrina del estante.
¡Estante!, que esconde la marca que registra su ironía.
¡Ironía!, al Olimpo del criterio de la prenda que se admira.
¡Criterio!, prisionero entre cejas, arqueadas de mentiras.
Y las campanas falsas que anuncian, Joyas de Hipocresía.
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